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viernes, 24 de marzo de 2017

¿Muerte a los sindicatos?





ARTÍCULO DE IÑAKY GABILONDO
Nueva moda. Rajar de los sindicalistas. Algo fácil y barato, por cierto. Lo llevan en la
solapa ciertos políticos, lanzando mensajes subliminales sobre su actual falta de
utilidad para los trabajadores, politización, corrupción, derroche económico. Resulta
curioso: Los mismos que alientan al escarnio público, suelen lanzar piedras
cargadas por sus propias mezquindades.
Además, la destrucción del sindicalismo hace mucho más fácil la labor de los gobernantes, sin movilizaciones ni huelgas, especialmente la de quienes dirigen tras la cortina. Qué bien estaríamos si no existieran los sindicatos, piensan algunos.
El problema es que esa frase por la que suspiran los gobernantes "Qué bien
estaríamos sin sindicatos" empieza a calar entre la gente de a pie, con un discurso
cargado de improperios, gritos, oportunismo, mala leche y, sobre todo, un enorme
vacío de argumentos que se resume en: "Para lo que hacen, mejor que no hagan
nada", "Por mí los echaba a todos y los ponía a trabajar", "Están vendidos, no se
mueven, no están con los trabajadores". Luego terminan reservándote para el final
el placer de oír la raída historia de: "Conozco a uno que está de liberado sindical.".
Confesar ser liberado sindical, en estos tiempos que corren, es un auténtico pecado
capital. Mejor inventar cualquier otra cosa antes de que te descubran. Te pueden
acechar en cualquier esquina, a cualquier hora: sacando dinero, haciendo la
compra, recogiendo a tus hijos en el colegio. Cualquier lugar y excusa es buena,
para utilizar como insulto la palabra "sindicalista".
Se puede ser banquero chupasangre, se puede ser político en cualquiera de sus
muchos cargos (concejal, alcalde, o delegado provincial.) y trincar todo lo que se
quiera, aceptar sobornos y trajes, realizar chantajes, revender terrenos públicos,
recortarle el sueldo a los trabajadores o directamente despedirlos sin indemnización.
Se puede, incluso, aumentar el recibo de la luz a los pensionistas hasta asfixiar
los, o salir en fotos besando niños y ancianos mientras los colegios y asilos se caen a
trozos, cobrar dos o tres sueldos en tres cargos diferentes, declarar a hacienda que
se está arruinado mientras se cobra de mil chanchullos distintos, para que su hijo
obtenga la beca que le permita comprarse una moto a costa del Estado.
En este maldito país se puede ser lo que se quiera, pero no sindicalista.
Nadie se acuerda ya de la última huelga, aquella en que nadie de la empresa fue,
excepto los dos afiliados que perdieron el sueldo de aquel día, para que luego se
firmara un acuerdo que les subió el sueldo a todos. Incluso a aquellos que
escupieron sobre la huelga.
O de Luís, ese hombre que estuvo 30 años cotizando, y que gracias a la prejubilación que se consiguió en su momento, puede ahora, con 60 años y despedido
de su puesto, tirar para adelante sin necesidad de buscar un trabajo que nadie le
ofrecería.
Recuerden también a Marta, la chica de 23 años que estuvo aguantando un jefe
miserable con aliento a coñac, que le obligaba a hacer más horas extras para tener
un momento de intimidad donde poder acosarla mientras le recordaba cuándo le
vencía el contrato. Hasta que su mejor amiga la llevó al sindicato y, gracias a una
liberada sindical, ahora el tipo ha tenido que indemnizarla hasta por respirar.
Son muchos los que les deben algo a los sindicatos, y a los sindicalistas: El maestro
que pudo denunciar al padre que le pegó en la puerta del colegio, los trabajadores
que consiguieron que no les echaran de la RENAULT, la chica que pudo exigir el
cumplimiento de su baja por maternidad en su supermercado. Porque también fue
una liberada sindical la que se puso al teléfono el día en que despidieron a Julia, la
chica de la tienda de fotos, y le ayudó a ser indemnizada como estipulan los
convenios; y aquel otro joven que movió cielo y tierra para arreglarle los papeles al
abuelo para procurarle una paga mediodecente, porque los usureros de hace 30
años no lo aseguraban en ningún trabajo. Para qué recordar las horas al teléfono
escuchando con paciencia a cientos de opositores a los que no aprobaron, gritando
e insultado porque en el examen no les contaron 2 décimas en la pregunta 4. O el
otro compañero sindicalista, el que denunció a la constructora que se negaba a
indemnizar a la viuda de su amigo Manuel, que trabajaba sin casco.
Ya nadie se acuerda de dónde salieron sus vacaciones, los aumentos de sueldo que
se fueron consensuando, el derecho a una indemnización por despido, a una baja
por enfermedad, o a un permiso por asuntos propios.
Esta sociedad del consumo, prefiere tirar un saco de manzanas porque una o dos
están picadas, por muy sanas que estén el resto. Los precedentes televisivos:
entrenadores de fútbol, famosos de la exclusiva en revistas, y demás subproductos  
se convierten en clinex de usar y tirar dependiendo de las modas. Ahora, en un
momento en que los trabajadores deben estar más juntos, arropados y combatientes
contra quienes realmente les explotan, aparecen grietas prefabricadas en los
despachos de los altos ejecutivos, ávidos de hincar más el diente en el rendimiento
de la clase trabajadora.
¿Quién tirará la primera piedra?. ¿Serán los políticos gobernantes, o los banqueros
quienes hablarán de dejadez o vagancia?. ¿Tendrán capacidad moral los jueces o
los periodistas, de hablar de corrupción en las demás profesiones?. ¿Serán más
idóneos para iniciar lapidaciones, los super
empresarios del ladrillo?. ¿En qué profesión se puede jurar que no existen vagos, corruptos, peseteros, o ladrones?.
       ¿Preguntamos mejor entre la Iglesia o la Monarquía.?.
Pero qué fácil resulta rajar en este país. Siembra la duda, y obtendrás fanatismo
barato.
Qué bien asfaltado les estamos dejando el camino a quienes realmente nos
explotan cada día. ¡Acabemos con los sindicatos!. Sí Dejemos que la patronal y los
bancos regulen los horarios, las pensiones, los sueldos, las condiciones laborales y
los costes del despido. Verán cómo nos va a ir con la reforma del mercado laboral,
cuando los sindicatos dejen de existir y no puedan convocarse huelgas ni
     manifestaciones Verán qué contentos se pondrán algunos cuando sepan que ya no
     estarán obligados a pagar las flores de los centenares de
     trabajadores que mueren todos los años, a costa de sus
     mezquindades.

¿Puede mi empresa cambiar unilateralmente mi puesto de trabajo?


Si me coincide una baja médica con las vacaciones ¿pierdo esos días de vacaciones?


Toxo anuncia que no presentará candidatura a la Secretaría General de CCOO


sábado, 18 de marzo de 2017

La Federacion de Servicios de CCOO de Madrid celebra su congreso

Este jueves y viernes 16 y 17 de marzo se ha celebrado el congreso de la Federacion de Servicios de CCOO de Madrid, en la que han participado 250 delegados y delegadas entre ellos una representacion de Leroy Merlin Madrid.
Un congreso que ha contado con las intervenciones de los secretarios generales, Jaime Cedrún de CCOO de Madrid y Jose Mª Maritinez de la Federacion Estatal de Servicios.
Con el lema Recuperando derechos Construyendo futuro en el Congreso se ha debatido y marcado las lineas de actuación para el futuro, en el que la Federacion de servicios plantea la recuperación de derechos y condiciones de trabajo y el crecimiento del empleo en us sectores.



martes, 7 de marzo de 2017

Feliz dia de la mujer

Como cada 8 de marzo celebramos desde CCOO vuestro día, el día de la mujer ánimo y seguir luchando por la igualdad que todavía queda mucho un abrazo y animo para continuar de vuestro sindicato